domingo, 16 de octubre de 2011

LECCIONES DE URBANIDAD

Hace muchos años que Serrat me sorprendió con sus "Lecciones de Urbanidad"  apuntando al corazón de la hipocresía y eufemismo que representa en nuestra sociedad la capacidad de actuar hipócritamente, guardando las formas, y dando certeramente en la diana. Cuántas veces nos han dicho  o hemos oído "tienes razón pero la pierdes por las formas".

A veces cree uno que preferimos, como dice Serrat, ver el lazo de adorno a la boñiga que envuelve.

Aparte de todo esto, he podido observar en algunas ocasiones  la cualidad de la "prudencia medida". Un conocido dijo hace poco en una charla con varias personas que no se puede pedir a gente heroicidades. Pero ¿Y qué me dicen de quienes consiguen un puesto directivo en un trabajo o ponerse al frente de cualquier grupo e iniciativa solo a base mantener las formas, no mojarse más que lo mínimo y lo más ambigüamente posible siguiendo la táctica del "dejar a otros que se estrellen" o más claramente y en palabras del inefable Arzallus "que unos agiten el árbol y otros recojan las nueces"?

Personas capaces de ocultar lo que piensan, aparentar lo que no son, maestros de las medias verdades para medrar, pero que en realidad cuando se les mira en detalle lo que han hecho se comprueba que practicamente solo ha sido urdir su tela de araña y preparar su escalada social o de la índole que sea a costa de otros.

Para todo ello es indispensable tener unos modales exquisitos y apelar a ellos suele ser mano de santo para barrer enemigos o rivales que osen atreverse a coger el rábano por las hojas y hablar claro.

Son las normas de nuestra sociedad y hemos de someternos a ella si queremos sobrevivir. En la  sociedad que hemos creado - que por otra parte parece ser la más evolucionada y la menos mala en cuanto a respetar a la persona y sus derechos - debemos ser educados y saber guardar las formas como mínimo para salir adelante y sobrevivir entre nuestros conciudadanos.

¿Cómo desenmascarar a tantos hipócritas que predican lo que no cumplen y son capaces de embaucar a tantísima gente solo con una bonita sonrisa o un cartel luminoso de dulces y maravillosos modales, por supuesto de cara al exterior?

No sé por qué. Pero cada vez que reflexiono sobre cualquier tema de indole semejante - valores humanos- todo me lleva a la necesidad de nuestra sociedad de dotarse de armamento ético que evite por un lado que unas personas actúen de modo deshonesto y por otro que quienes puedan ser víctimas de aquellas sean capaces de desenmascararlas. ¿Una cuestión de buena eduación?

Antonio Juliá





JOAN MANUEL SERRAT - LECCIONES DE URBANIDAD (ALBUM BIENAVENTURADOS)


Cultive buenas maneras
para sus malos ejemplos
si no quiere que sus pares
le señalen con el dedo.

Cubra sus bajos instintos
con una piel de cordero.
El hábito no hace al monje,
pero da el pego.

Muéstrese en público cordial,
atento, considerado,
cortés, cumplido, educado,
solícito y servicial.

Y cuando la cague, haga el favor
de engalanar la boñiga.
Que, admirado, el mundo diga:
"¡Que lindo caga el señor!"

Hágame caso y tome ya
lecciones de urbanidad.

Tenga a mano una sonrisa
cuando atice el varapalo.
Reparta malas noticias
envueltas para regalo.

Dígale al mundo con flores
que va a arrasar el planeta.
Firme sentencias de muerte,
pero con buena letra.

Ponga por testigo a Dios
y mienta convincentemente.
Haga formar a la gente,
pero sin alzar la voz.

Que a simple vista no se ve
el charol de sus entrañas.
Las apariencias engañan
en beneficio de usted.

Cultive buenas maneras
donde esconder sus pecados.
Vista su mona de seda
y compruebe el resultado.

Que usted será lo que sea
- escoria de los mortales -
un perfecto desalmado,
pero con buenos modales.

Insulte con educación,
robe delicadamente,
asesine limpiamente
y time con distinción.

Calumnie pero sin faltar,
traicione con elegancia,
perfume su repugnancia
con exquisita urbanidad.

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